martes, 18 de septiembre de 2012

Sintaxis, Semántica y Sinestesia



Estamos rodeados de colores, los atendemos y dependemos de ellos para analizar cosas que pasan a nuestro en nuestra vida cotidiana y los usamos constantemente; el color por lo tanto puede atraer, comunicar y construir.


Siendo entonces el color un recurso de comunicación dentro del lenguaje humano, el análisis semiótico se encargan de esta parte de su estudio. 


Así la sintaxis son los signos y los códigos del lenguaje (donde se considera las relaciones de los signos entre sí -en este caso el signo cromático-) y la semántica es la forma en la se acomodan dichos códigos para poder ser entendidos por muchas personas (donde se considera las relaciones de los signos con los objetos representados, su capacidad de transmitir información o conceptos que están más allá de los signos en sí mismos)

La semántica estudia cómo un signo cromático está constituido por un significante –expresión– y un significado o contenido. Se trata entonces de una representación compuesta por una imagen cromática (presencia de colores) y un concepto, los cuales se hallan unidos recíprocamente. Ejemplo de esto la "paloma de la paz". Cualquier paloma no tiene ningún significado en general a menos que sea una blanca, la cual gana una connotación diferente y adquiere el significado de paz.

También dentro de la semiótica está la pragmática, que toma en cuenta las relaciones que existen entre los signos cromáticos y sus intérpretes o usuarios. En este nivel incluso se puede hablar que para un mismo color puede existir significados duales y en algunos casos opuestos debido a aspectos como la cultura.

Sinestesia del color: Algunas personas poseen la capacidad de experimentar la unión o transposición de las sensaciones. 

Sin embargo a través del color podemos comprender un poco este fenómeno: Cromáticamente podemos distinguir dos sabores distintos gracias al uso del color, por ejemplo el amarillo (o un matiz cercano) puede dar la sensación de salado, mientras el verde nos remite al limón y sal, indispensable por ejemplo para caracterizar productos de sabor ácido. 

Incluso los colores pueden sugerirnos la textura o el aroma de algo, estimulando otros sentidos como el del tacto o el olfato sólo con la percepción visual del color.

Fuentes: Proyectacolor, Arqhys.

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